sábado, 16 de enero de 2010

Cuando tengo frío, leo a Bukowski


Women

Por Enrique Dorantes


En una temporada en la que las inclemencias del clima nos pueden encerrar en casa con miedo a sentir la temperatura escarchada del exterior; en la que los humanos le rendimos cuentas a los elementos furiosos del abuso de nuestra especie; en la que no hay más camino que dejarnos atrapar por una buena lectura, aquí les va una recomendación para subir el termostato interno y olvidarnos un poco de la desgracia helada que significa salir a la calle, y de la tragedia inimaginable que significa ver el noticiero.


Charles Bukowski publica en 1979 una de sus seis novelas que dejaría como demostración del literato bajo la piel de lobo embriagado de sexo y alcohol. Mujeres (Women), es un largo relato autobiográfico en el que Henry Chinaski (álter ego del mismo Bukowksi), narra en primera persona la forma en que digirió un acontecimiento tan impredecible en su vida, la fama.


"Tenía cincuenta años y no me había acostado con una mujner desde hacía cuatro. No tenía amigas. Las miraba cuando me cruzaba con ellas en la calle o dondequiera que las viese, pero las miraba sin ningún anhelo y con una sensación de inutilidad. Me masturbaba recularmente, pero la idea de tener una relación con una mujer estaba más allá de mi imaginación"


¿Cómo llegó a convertirse este perdedor onanista en uno de los mejores escritores de la literatura norteamericana? Quizá un golpe de suerte, quizá su talento oculto por medio siglo tenía que despertar con toda la furia con la que un león enjaulado por años regresa a la selva tras media vida de vegetarianismo obligado.


Chinaski lo logra, y es a través de la literatura. En Mujeres queda plasmada esta parte de la vida del gran maestro del realismo sucio. Lo que significó el sexo opuesto en su trayectoria como literato, sus días de borrachera; la vez que se cogió al mejor cuerpo de la universidad a la que fue a leer algunos de sus poemas; pero también aquella otra en la que se involucró con una demente o con una con tendencias suicidas, o de asesina.


El sexo como finalidad última en la vida del hombre, pero también el vacío después de revolcarse con dos al mismo tiempo sin otra intención que la penetración, sin otro sentimiento que la lujuria.

El bagaje que posee Chinaski en el tema femenino resulta asombroso. Describe a la perfección las relaciones destructivas; el valemadrismo de los hombres cuando se sienten en la cima y poseedores de cualquiera.


Pero el lector no debe creer que estamos hablando de un autor que se tiró a 300 y está hablando de como el alcohol y la literatura le acompañó en cada aventura. Va más allá; se trata de un conjunto de reflexiones internas, siempre bien tratadas con el sarcasmo que caracteriza a Bukowski, en las que se trata de comprender el sentido del sexo en la vida de nosotros humanos (hombres, especialmente).


Es un libro cachondo, con altas dosis de sexo, de sexo sucio (que es el que se hace bien, parafraséando a Woody Allen), de noches con tormentosas desinhibiciones; es un libro con más de 300 páginas de los pecados carnales de Chinaski, una historia llena de historias capaces subir la temperatura. Por eso, cuando tengo frío, leo a Bukowski.
Mujeres
Charles Bukowski
Editorial Anagrama
16va. Edición.
Barcelona 2007

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