Aunque en 1939 los discos dejaron la genérica y endeble bolsa de papel o caja de cartón gracias al ingenio de Alex Steinweiss, quien prácticamente creó el concepto de diseño de portada, fue hasta 1948 que Columbia Records (el mismo lugar donde trabajaba Steinweiss) introdujo un estándar tan fuerte que ni siquiera la era digital ha logrado acabar con él.
El 21 de junio de 1948, se presentó en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el primer disco de larga duración (LP) fabricado en resina de polivinilo. Peter Golmark, ingeniero de la CBS, dio con el vinilo tal y como lo conocemos, en formato 12" y 33 1/3 rpm, como resultado de la gran aceptación de los gramófonos. Como proyecto, el LP estuvo archivado durante mucho tiempo debido a la Gran Depresión y las Segunda Guerra Mudial, pero cuando Columbia superó los conflictos geopolíticos y logró resolver las dificultades técnicas para concretar el LP — agujas que eran demasiado pesadas, surcos muy amplios, grabaciones excesivamente cortas y una fidelidad de audio que era más gis que otra cosa — todo cambió.Spoiler Alert, eso está causando una nostalgia tan evidente que incluso los reportes de ventas indican un resurgimiento. De acuerdo a cifras otorgadas por la RIAA, tan sólo en Estados Unidos las tiendas vendieron un 46.2 por ciento más de acetatos que el año pasado y la demanda de CDs declinó en un 20.5 por ciento en el mismo periodo.
Con esas evidencias en la mesa y con la larga (gloriosa, creativa y venerable) historia del acetato, todo apunta a que el vinilo resurgirá, primero como una tendencia de culto de coleccionistas y audiofilos, pero las prensas ya están sonando de nuevo y se preparan para una producción masiva de LPs, para responder a la demanda de un producto que parecía conectar mejor al fan con el artista. Los sellos también lo consideran, por ejemplo, Matador Records propicia el fetiche e incluye un cupón en cada acetato para que adquieras las versiones en MP3 de las canciones y no pierdas la portabilidad que ahora nos enamora.
Así que... tal vez lo que estamos presenciando no es la muerte de la industria, sino la evolución y convergencia de lo viejo y lo nuevo, pero sorprendentemente eso nos lleva a un punto específico: la muerte del CD y la unión de LP+MP3 como último formato.
El LP ofreció varias ventajas respecto al anterior formato, con el vinilo girando a 33 1/3 rpm, permitía una duración máxima de 25 minutos por cara (en algunos casos se logró hasta 30 minutos por lado). El material con el que estaba confeccionado el vinilo también se mejoró, consiguiendo aumentar el ratio señal-ruido, respecto al anterior formato de 78 rpm, con lo que se logró reducir los surcos a una accesible y aceptable medida de milímetros, para ser exactos .07620 mm (.003 pulgadas).
Aunque eventualmente (como muchas cosas del último siglo), Columbia registró el término LP, negándole a otras compañías el recurso de utilizar la forma sintética de Long-Playing para sus lanzamientos individuales, los escritores y críticos de música no pudieron evitar su uso para referirse a cualquier lanzamiento que rebasará el límite de tiempo, por lo que el LP se quedó como un elemento válido de cualquier reseña, todavía hasta la fecha seguimos hablando en términos de sencillos, EPs y LPs.
Tal vez nuestra actual forma de escuchar, aleatoria y con la posibilidad de tener días de música sonando sin interrupciones, pasamos por alto algunas cosas, como el hecho de que ese aumento de tiempo definió todas las posibilidades creativas que motivan a los músicos hoy en día. En contraste con los reproductores de CDs o reproductores de MP3, así que a menos que te gustara levantarte del sillón para mover la aguja, no existía una interfase para programar tracks. Como los discos se tocaban en el mismo orden cada vez y el LP dominaba el mercado, músicos y productores prestaron atención a esa continuidad inalterable de canción-canción, fue así como iniciaron la búsqueda de un estado de ánimo o un sentimiento consistente, una continuidad temática, como álbumes concepto.
Y, cómo ya escribí en anteriores ediciones de
El 21 de junio de 1948, se presentó en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el primer disco de larga duración (LP) fabricado en resina de polivinilo. Peter Golmark, ingeniero de la CBS, dio con el vinilo tal y como lo conocemos, en formato 12" y 33 1/3 rpm, como resultado de la gran aceptación de los gramófonos. Como proyecto, el LP estuvo archivado durante mucho tiempo debido a la Gran Depresión y las Segunda Guerra Mudial, pero cuando Columbia superó los conflictos geopolíticos y logró resolver las dificultades técnicas para concretar el LP — agujas que eran demasiado pesadas, surcos muy amplios, grabaciones excesivamente cortas y una fidelidad de audio que era más gis que otra cosa — todo cambió.Spoiler Alert, eso está causando una nostalgia tan evidente que incluso los reportes de ventas indican un resurgimiento. De acuerdo a cifras otorgadas por la RIAA, tan sólo en Estados Unidos las tiendas vendieron un 46.2 por ciento más de acetatos que el año pasado y la demanda de CDs declinó en un 20.5 por ciento en el mismo periodo.
Con esas evidencias en la mesa y con la larga (gloriosa, creativa y venerable) historia del acetato, todo apunta a que el vinilo resurgirá, primero como una tendencia de culto de coleccionistas y audiofilos, pero las prensas ya están sonando de nuevo y se preparan para una producción masiva de LPs, para responder a la demanda de un producto que parecía conectar mejor al fan con el artista. Los sellos también lo consideran, por ejemplo, Matador Records propicia el fetiche e incluye un cupón en cada acetato para que adquieras las versiones en MP3 de las canciones y no pierdas la portabilidad que ahora nos enamora.
Así que... tal vez lo que estamos presenciando no es la muerte de la industria, sino la evolución y convergencia de lo viejo y lo nuevo, pero sorprendentemente eso nos lleva a un punto específico: la muerte del CD y la unión de LP+MP3 como último formato.
El LP ofreció varias ventajas respecto al anterior formato, con el vinilo girando a 33 1/3 rpm, permitía una duración máxima de 25 minutos por cara (en algunos casos se logró hasta 30 minutos por lado). El material con el que estaba confeccionado el vinilo también se mejoró, consiguiendo aumentar el ratio señal-ruido, respecto al anterior formato de 78 rpm, con lo que se logró reducir los surcos a una accesible y aceptable medida de milímetros, para ser exactos .07620 mm (.003 pulgadas).
Aunque eventualmente (como muchas cosas del último siglo), Columbia registró el término LP, negándole a otras compañías el recurso de utilizar la forma sintética de Long-Playing para sus lanzamientos individuales, los escritores y críticos de música no pudieron evitar su uso para referirse a cualquier lanzamiento que rebasará el límite de tiempo, por lo que el LP se quedó como un elemento válido de cualquier reseña, todavía hasta la fecha seguimos hablando en términos de sencillos, EPs y LPs.
Tal vez nuestra actual forma de escuchar, aleatoria y con la posibilidad de tener días de música sonando sin interrupciones, pasamos por alto algunas cosas, como el hecho de que ese aumento de tiempo definió todas las posibilidades creativas que motivan a los músicos hoy en día. En contraste con los reproductores de CDs o reproductores de MP3, así que a menos que te gustara levantarte del sillón para mover la aguja, no existía una interfase para programar tracks. Como los discos se tocaban en el mismo orden cada vez y el LP dominaba el mercado, músicos y productores prestaron atención a esa continuidad inalterable de canción-canción, fue así como iniciaron la búsqueda de un estado de ánimo o un sentimiento consistente, una continuidad temática, como álbumes concepto.
Y, cómo ya escribí en anteriores ediciones de
Coincido en la posibilidad de la muerte del CD como producto musical-comercial. Sin embargo, la necesidad que tenemos los seres humanos de apropiarnos de la música en todos sentidos, de convertirla en moneda de cambio y en ocasiones hasta en arma, procurará la permanencia del formato en cuestiones más de tipo "Hey, te hice un CD." Tal vez sea una nostálgica romántica, pero nada más no le veo corazón a armar una lista de reproducción, copiarla en word y enviarla por correo a alguien "Ten, busca las canciones".